jueves, 29 de marzo de 2012

El aborto involuntario: mi caso.


El viernes os metí un rollo sobre el aborto natural que algunos diréis "Y esto ¿a qué viene?". Después del aborto que sufrí el mes pasado, y aunque creo que lo llevo bastante bien (a pesar de los momentos difíciles de los primeros días y de otros muchos momentos de tristeza que han habido después), parece que no ha sido hasta hace pocos días que he empezado a verlo como algo que ha ocurrido pero que no tenía mucho que ver conmigo. No sé cómo explicarlo. Hasta ahora no me había atrevido a investigar (léase googlear) sobre el tema.  Mejor era no enterarse de los detalles, de por qué pasa, de cómo se lleva a cabo un legrado, etc. Poco a poco, y creo que sobre todo después de que haya bajado la regla tan bien, sin demasiado retraso y sin más complicaciones, me voy tranquilizando y voy asumiendo lo que pasó, y sobre todo me voy concentrando en volver a intentarlo. Ya me resulta más fácil leer sobre el aborto; es más, me pica la curiosidad y quiero saber. Al fin y al cabo es algo muy fuerte que le ha pasado a mi cuerpo (amén de a nuestras cabezas).

Os conté cuando me sucedió, cuando la ginecóloga nos dió la mala noticia, pero hoy me gustaría contaros la experiencia del legrado esperando que ninguna tengáis que pasar por ella pero a la vez restándole importancia porque, aparte del dolor de la pérdida, no suele haber complicaciones y es una intervención rápida y sencilla.

Nos enteramos de que el embarazo de había detenido cuando fuimos a hacernos la eco de las semana 12. El corazón del bebé se había parado hacía aproximadamente semana y media. En ese momento la ginecóloga nos dijo que debido al tamaño del feto lo conveniente era realizar un legrado. Era un aborto diferido, en el que el bebé muere (casi siempre por incompatibilidades cromosómicas) pero queda dentro de la madre sin producirse ningún sangrado ni otro tipo de síntomas. Si el feto es aún pequeño se puede esperar a que la madre lo expulse, ayudando al proceso con unas pastillas. Esto es decisión del ginecólogo, que los hay que prefieren interntarlo con pastillas y otros que prefieren directamente el legrado. En mi caso, como he dicho, era más recomendable el legrado. Intentaron ingresarme ese mismo día pero viendo que ya habían muchos legrados programados para el resto del día me citaron para el día siguiente a primera hora. La única indicación es que fuese en ayunas, por la anestesia.

Aquí tengo que contaros que un hermano de mi marido y su mujer se habían quedado embarazados al mismo tiempo que nosotros. Las fechas previstas de parto eran una al día siguiente de la otra. Ellos habían perdido a su bebé varias semanas antes, y se habían enterado también al ir al ginecólogo a hacerse una ecografía. En su caso a mi cuñada le dieron unas pastillas para favorecer que expulsara el feto por ella misma, pero después de un par de semanas y varias visitas al ginecólo apenas había sangrado un poquito, así que finalmente la citaron para un legrado. Y coincidimos las dos en la sala de espera el mismo día. Fue un rato (que nos parecieron horas) muy triste y muy tenso, allí los cuatro esperando a que nos llamasen.

Lo primero que hicieron en el hospital fue hacerme otra ecografía para confirmar el diagnóstico, me introdujeron una pastilla para dilatar el cérvix y nos dejaron en una habitación del área del paritorio (en otras habitaciones estaban las mamás preparándose para dar a luz). Allí pasaron unas horas, no sé cuántas pero me parecieron muchas, en las que se supone que el cuello del útero se dilató para facilitar el legrado. Tuve mucho dolor, me mareé bastante, sudaba, me puse blanca blanca (según mi marido), estuve con diarrea  y me sentía como si me fuese a desmayar. Ahora, leyendo sobre el tema, sé que son síntomas normales del dilatador que me administraron. Una enfermera me comentó que los síntomas cambiaban mucho de unas mujeres a otras, igual que con los dolores del parto. Al final me administraron un calmante por vía intravenosa y lo pude aguantar mejor. Esa experiencia me hace pensar que el día que me toque dar a luz es  bastante probable que opte por algún método para aliviar el dolor, ya me dijo la enfermera que el dolor abdominal que yo sentía era como por las contracciones que el dilatador provocaba, que eran como las de un parto pero menos fuertes. ¡Menos fuertes! En ese momento pensé "Dios mío, voy a ir pidiendo ya la epidural para cuando esté de parto, dentro de una año o así!!"

Más tarde, creo que era mediodía o primera hora de la tarde,  me bajaron a quirófanos donde, tras esperar un ratito en una sala de observación en la que me desnudaron, me metieron en quirófano, me pasaron a la mesa de operaciones y tras administrarme anestesia total me hiciero el legrado. Creo que fue por aspiración, pero no estoy segura. Tampoco quiero recrearme mucho en imaginar el proceso de extración del feto, así que este punto lo dejamos aquí. Sólo decir que me llamaron dos cosas la atención: 1) que en la sala de operaciones había, a mi parecer, mucha gente (como 8 o 10 entre médicos, anestesistas y enfermeras); y 2) que no me enteré DE NADA. Apenas recuerdo el momento en que me pasaron de la cama a la mesa, a una enfermera tranquilizándome y poniendome en la cara uno de esas mascarillas para dormirme. Lo siguiente que recuerdo es despertarme en la sala de observación. Allí estuve un rato (me estoy dando cuenta que no tengo ni idea de cuánto tiempo duró cada cosa) y después me sacaron y me pasaron a planta.

En la habitación estuva ya muy bien. Apenas sentía molestias. Lo único es que estuve el resto de la tarde sangrando bastante pero me dijeron que era normal. Se suponía que si me encontraba bien antes de la cena me darían el alta, pero al final me trajeron la cena, y así es como dedujimos que pasaríamos allí la noche. Por suerte el hospital (de la Seguridad Social) es nuevo y las habitaciones (estábamos en la planta de maternidad) son individuales y tienen un sofá-cama para el acompañante. Mi marido se quedó conmigo (pobre! se les olvida un poco en todo este proceso pero lo sufren igual, también pierden un hijo aunque no lo lleven dentro). Pasé la noche bastante bien y la mañana esperando la visita del médico. Cuando ya creíamos que nos tocaría quedarnos a comer nos visitó una ginecóloga que de forma muy amable y tomándose su tiempo nos explicó que todo habñia ido muy bien en quirófano, que no habían habido complicaciones, y que me daba el alta. Nos explicó las recomendaciones a seguir: 15 días sin usar tampones, ni tener relaciones sexuales (como si a una le apeteciese en momentos así, pero en fin) ni tomar baños. Nos dijo que debíamos esperar al menos a tener dos menstruaciones hasta volver a buscar un nuevo embarazo y nos animó diciendo que tras un legrado era más fácil quedar de nuevo embarazada.

Ya en casa estuve un par de días sin ir a trabajar (bueno, el día siguinete y luego vino un fin de semana) pero la verdad es que no tuve demasiadas molesties. Si acaso algo de dolor como cuando te va a bajar la regla. Me dieron unas gotas para provocar "mini-contracciones" que ayudasen a expulsar cualquier resto de tejido que puediese quedar dentro, pero en cuanto las acabé se me fue el dolor.

Estuve sangrando unos 10 días, no mucha cantidad, menos que lo que suelo sangrar en una regla aunque más tiempo, y después de eso sólo me quedó la preocupación de que el ciclo menstrual se alterara y se me retrasase mucho y/o fuese muy irregular, sobre todo pensando en un nuevo embarazo. A las 5 semanas de la intervención tuve la primera regla, que fue más abundante y un poco más larga de lo habitual pero mucho menos dolorosa (siempre me pongo malísima). Ahora a esperar un mes más y después... a intentarlo de nuevo!!!





4 comentarios:

  1. Imagino cómo pudiste sentir todo esto porque sé el inmenso deseo que tienes de ser mamá. Yo reconozco que soy mamá que me hago, no sé cómo explicártelo, es decir, que empiezo a ser mamá cuando tengo ya un bebé en mi interior, y voy amándolo y creciendo en mi maternidad al mismo tiempo que ellos en mi interior... es decir, que nunca he sentido la llamada de la maternidad como la sentís la gran mayoría de las mujeres ( y no creas, supongo que es por esa forma tan excesivamente racional que tengo de ser, pero siento mucha admiración por todas aquellas mujeres que amáis a vuestros hijos antes de incluso concebirlos)
    Quizá por eso, y porque conozco a muchas mamás a las que les ha costado mucho quedarse embarazadas, empatizo plenamente con vuestros pensamientos.
    Probablemente te diría que la naturaleza es sabia y que a veces, aunque no entendamos, nos ofrece soluciones que no deseamos... pero sé que en ese inmenso amor que sentís no son las palabras adecuadas.
    Quizá las palabras adecuadas serían algo así como te comprendo, te siento, y te animo...
    Creo que esa evolución personal de la que hablas se percibe a la hora de compartir en esta entrada tu recuerdo y pensamiento, tan íntimo, pero al que das salida para evitar que se arraigue en tu interior, pues sabes que hay que plantar una bella y positiva semilla en su lugar. Creo que es una buena señal, la limpieza de espíritu tras la corporal. Ambas se unirán para ofrecer ese nido de amor que tu marido y tú tanto anheláis.
    Y sinceramente, espero estar cerca para sonreír contigo ese día! Un abrazo de corazón preciosa!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tus palabras. Me has sacado las lágrimas. Es triste recordar, pero lo peor ya pasó y estamos muy focalizados hacia adelante, en volver a intentarlo en cuanto pase ese tiempo de espera por precaución. Pensar en positivo, como tú dices. Espero daros una buena noticia dentro de un par de meses. Ya queda menos!

      Eliminar
  2. Me ha encantado leerte ! sobre todo porque cuando estás pasando por un momento igual te ayuda a seguir hacia adelante ... gracias!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siento que hayas pasado por esto también, pero hay que mirar hacia adelante y pensar en positivo, aunque sé que cuesta muchísimo y no se supera en pocos días, ni mucho menos. Yo ahora mismo, cinco meses después, vuelvo a estar embarazada de 10 semanas. El miedo a que no salga bien es mucho mayor en este embarazao, claro, una no olvida tan fácilmente el dolor vivido, pero la ilusión es enorme y el momento en que tenga a mi bebé conmigo lo compensará todo. ¡Mucho ánimo!

      Eliminar

Y tú ¿qué opinas?